Las primeras potencias mundiales y el automatismo de las mentes.

Siempre he criticado a la gente que decide tener una profesión en la vida sin ser consecuente con los riesgos que implica, por ejemplo, un bombero debe saber que corre el riesgo de morir en un incendio, un policía de morir a manos de un ladrón, un marinero ahogado, etc. Con esto no quiero decir que deban morir, únicamente que sus profesiones llevan aparejados determinados riesgos derivados de su labor cotidiana, que deben preverse y controlarse, pero que nunca estarán totalmente bajo control. De los periodistas opino lo mismo, creo que un periodista de vocación debería ser corresponsal de guerra, al menos un período de su vida, porque su principal misión es informar, incluso cuando las partes implicadas no quieran que se informe, esa es su misión y su trabajo. Pues bien, ayer por casualidad me enganchó el documental de Jon Sistiaga, sobre la "guerra" de Irak en la actualidad, empezó muy bien, porque el propio Jon reconocía que el documental debería contarse también desde el otro lado, desde el lado "rebelde-terrorista", pero que le era imposible a cualquier periodista occidental ofrecer información entre las tropas rebeldes, que no obstante iba a intentar ofrecer una visión del conflicto desde el bando "aliado-americano" pese a que su integración entre las tropas iba a ser prácticamente tipo "Disney World", en mi opinión lo consiguió. Me impresionó ver como es una guerra de soldados profesionales cuya racionalización de sus actos es puramente irracional, es un "porque si", porque me lo mandan, porque yo ya no pienso, no tengo opinión, no la necesito, no tengo criterio, para esos están mis superiores, y los superiores dicen que ya está su presidente, y su presidente que ya está Dios, claro que yo a Dios nunca le escuchado decir nada.

Increíble como, una sociedad de "primera potencia mundial" como es la americana, reflejada en sus soldados, jóvenes de 25 años de media se ha convertido en una fiel réplica de la novela 1984, los jóvenes viven para evadirse, cumplen su misión, disparan a bulto, matan sin saber a quién ni porqué, y luego cuando llegan a la base, tras comerse una hamburguesa en un Burger King regentado por Indios que cobran 800$ al mes por estar trabajando en el infierno, se conectan a Internet para descargarse música o comunicarse con sus parientes en su país que les esperan como héroes, héroes de plástico, héroes que no saben ni les preocupa conocer nada sobre la sociedad o la historia del antiguo imperio que ahora pisotean con sus botas técnicas en los carros de combate. Carros desde los que hoy se mata, pero de forma aséptica sin mancharse las manos con cañones ametralladores provistos de pantallas y joystick, una pena que el dolor que no se ve, que no se quiere ver si que sea real.

Por otro lado, es tremendo ver como los soldados se limitan a entrar en las casa de la gente y pasarse 8-9 horas esperando a que les disparen, para dispara ellos a bulto y sin saber si matan o no, si hieren, o a quién, eso si, sus armas de última generación, sus equipos anti NBQ, sus sistemas de telecomunicación, etc, les dan la sensación de ser "los putos amos" del imperio USA que se extiende donde y cuando les place, mientras tanto, un pueblo aniquilado, sin armas de destrucción masiva, muerte, destrucción, intereses económicos sumergidos en un conflicto tratado en forma de negocio, el barril de crudo a 100$, pero la gente, que estamos a kms. de estos lugares nos convencemos de que, a nosotros no, nosotros no somos objetivo, nosotros somos "mejores" y de que, algo habrán hecho los Iraquies, ellos se lo merecerán, pero a mi que me dejen con mi hipoteca, mi coche, mi familia y mi trabajo-esclavitud, que lo que quiero es convertirme en un autómata como lo son ya la mayor parte de los norteamericanos si es que alguna vez no lo fueron y vivir hasta morir tranquilo en mi desconocimiento y mi falta de preocupación por todo lo que no afecte a mi rutina.
Pues, a todos los que vivimos así, que sepamos, que el destino puede ser muy puñetero y encontrarnos en la misma situación y que no nos creamos que hemos hecho algo por ser mejores, que sencillamente nos toco "caer" en un lugar mejor que a otros, pero que no somos merecedores, en absoluto, del mismo modo que "los otros" no son merecedores de la pobreza, el terror, el fanatismo, el hambre o la miseria...

La tostada se puede dar la vuelta en cualquier momento, como ya lo ha hecho a lo largo de la historia en innumerables ocasiones.