Y en busca de esas cosas que hacen que todo se torne bueno, que lo malo no importe, que la vida se dirija a donde uno quiere y se tenga la sensación de seguridad que trae consigo la felicidad, oteando el horizonte en busca del primer rayo de luz que atisbe el cambio hacia lo esperado, deseado y probablemente merecido, hacia el siguiente escalón, el paso que más miedo da, el paso hacia el vacio basado en eso que tanto me cuesta: la fé... lo que si es seguro es que cada día, estamos más cerca, porque de lo otro, cada día estamos más lejos.
Nadie puede ser esclavo de su identidad: cuando surge una posibilidad de cambio, hay que cambiar.
En un mundo superior puede ser de otra manera, pero aquí abajo, vivir es cambiar y ser perfecto es haber cambiado muchas veces.
Cuando no se puede lograr lo que se quiere, mejor cambiar de actitud.
Todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo.