Hasta la mismísima...

Estoy completamente "jarto", de que mi vida sea como es, de que se me escape de las manos todos los días y que cada vez esté más lejana la vida que yo quiero vivir, cada día controlo menos la situación, y lo peor es que me quedo con lo peor del descontrol y no con lo mejor que es la improvisación la novedad, lo inesperado, la sorpresa, la emoción de no saber que espera tras la esquina.

Mi vida se ha vuelto del gris de la monotonía, se ha vuelto la venta de mi tiempo a cambio de 4 duros que ni tan siquiera permiten hacer lo que de la gana cuando hay tiempo y gana, que no los hay.
Lo que más me jode es que estoy dejando que maten al yo que residía en el centro de mi pecho, al yo que peleaba, que luchaba y que con fuerza gritaba para que las flechas de lo cotidiano no le nublasen el sol.

Un lástima verme a mi mismo como alguien que no quiero ser, como alguien que no soy, como alguien que me obligan a ser. Un ente más que se arrastra, que se preocupa por lo que la sociedad le dice que debe preocuparse y que deja de preocuparse por si mismo, por hacerse feliz a si mismo.
Y en el fondo de mi, un grito de rabia, agria, contenida, armada de razón, de odio, de venganza, contra los que a cambio de prostituir mi felicidad, se aprovechan de las situaciones para beneficio propio.

Pero la lucha es larga, y Rudyard Kipling me impulsa a seguir en la lucha o luchar o morir pero nunca dar la batalla por perdida, aunque sólo sea por joder...

La victoria y el fracaso son dos impostores, y hay que recibirlos con idéntica serenidad y con saludable punto de desdén.

Los peores embusteros son los propios temores.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buenas Guile.

Estoy volviendo a leer, después de un tiempo de mucho estrés y poco tiempo libre y tengo que decirte algo.. Da gusto leerte¡ Cada día escribes mejor, se nota que practicas más que yo !!

Bueno, ánimo y a seguir así. Un saludo desde Valencia

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