Ayer caí en la cuenta de que, tal vez, la perfección que siempre busco en todas las cosas, quizá resida en la imperfección innata de las mismas. Buscar lo perfecto es buscar la piedra filosofal, es buscar el cáliz de la vida eterna, es buscar algo claramente anti-natural.
En las cosas que nos rodean la imperfección está patente en todo, nos demos cuenta o no, pero siempre buscamos la perfección más absoluta en todo. Personalmente exijo perfección a todas las cosas que me rodean y me indigno cuando no la encuentro. Ayer llegué a la conclusión de que, quizá, la perfección está en los ojos del que mira, si uno se empeña en ver defectos, los encuentra, sin embargo, si uno se empeña en ver las cosas perfectas, lo consigue, aunque estas sean claramente imperfectas.
Por otro lado, buscar en todo momento la perfección en cosas imperfectas es agotador, frustrante y en muchos casos desalentador, es mejor asumir que todo es perfecto en su natural imperfección.
Procurando lo mejor estropeamos a menudo lo que está bien.
Si la perfección no fuera quimérica, no tendría tanto éxito.
¿Qué perfección es ésta que complace y no subyuga, que admira y no arrastra?
2 comentarios:
Me quedo con la frase de Ortega y Gasset. La mayoria de las veces lo imperfecto, lo no politicamente estético es lo que más atrae y lo más carismático. Pero el mundo ficticio en el que vivimos a veces no nos deja ver más allá de sus preformados estereotipos de perfección y belleza.
Se sufre mucho siendo, no ya perfeccionista, sino mínimamente exigente. La realización devalúa de tal manera cualquier idea o proyecto que muchas veces no merece la pena ni intentar ejecutarlos.
Por muy bajo que retengas el listón de tus esperanzas, la vida siempre parece dispuesta a regatear.
Y uno ya está viejo para subastar sus ánimos.
Lamento no tener una visión tan positiva como la tuya sobre el asunto, pero es la terca realidad la que se empeña en demostrarme lo contrario.
Un abrazo, querido Guile
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