Siempre han despertado en mi la curiosidad determinadas guerras en la historia más reciente, especialmente Vietnam.
Decir que uno apoya las guerras es como decir que le gusta comer mierda, una especie de sin sentido y obviamente las guerras no me gustan. No obstante, históricamente siempre las ha habido y siempre las habrá, es algo propio de la naturaleza humana e inherente a ésta.
De lo que cada vez estoy más convencido es que los hombres y mujeres que lucharon en su vida defendiendo unos ideales (los que sea, sean lógicos o no), obtubieron un poso en su ser que los que no hemos luchado nunca, no tendremos.
La verdad es que así dicho, suena muy mal, lo se, pero pretendo que se entienda que aquellos que han sufrido y sobrevivido una guerra son capaces de ver las cosas desde otra perspectiva, capaces de relativizar todo lo que la vida les aporta y quizá, capaces de valorarla más como se merece, ya que en un determinado momento su vida no valió casi nada en el campo de batalla.
Ese "poso" del que hablo está en la mirada de los excombatientes de conflictos tan tristes como la segunda guerra mundial, vietnam o nuestra reciente guerra civil, por no hablar de los soldados destinados en conflictos como Afganistán o el Líbano. No digo que la guerra les enriqueciera, que no lo creo, que segar vidas o jugarse la propia sea algo bueno, pero es cierto que a esa gente le queda una cicatriz en el alma que molesta cuando alguien no valora la vida en su justa medida. Eso creo yo...
Combatirse a sí mismo es la guerra más difícil; vencerse a sí mismo es la victoria más bella.
Se tardan veinte o más años de paz para hacer a un hombre, y bastan veinte segundos de guerra para destruirlo.
Inteligencia militar son dos términos contradictorios.
Ningún hombre es tan tonto como para desear la guerra y no la paz; pues en la paz los hijos llevan a sus padres a la tumba, en la guerra son los padres quienes llevan a los hijos a la tumba.
Estar preparados para la guerra es uno de los medios más eficaces para conservar la paz.
El supremo arte de la guerra es doblegar al enemigo sin luchar.
La guerra es el estado normal del hombre.
Mientras la guerra sea considerada como mala, conservará su fascinación. Cuando sea tenida por vulgar, cesará su popularidad.
Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles.
A veces en la vida hay que saber luchar no sólo sin miedo, sino también sin esperanza.
Robert Capa
Muerte de un soldado republicano.
Cerro Muriano (Córdoba), 1936.
Worcester Art Museum.
2 comentarios:
Estoy de acuerdo en que un veterano de cualquier guerra no es la misma persona que se alistó (voluntariamente o no). La experiencia de la guerra debe ser tan traumática que seguro que deja tanta impronta en quienes las hacen como en quienes las sufren. Pero discrepo en que ese “poso” reporte alguna ventaja a posteriori (quizás te haya interpretado mal). Sólo hay que pensar en toda esa gente trastornada que nos devuelven los campos de batalla.
Lo que está claro es que el ser humano puede llegar a tener una sorprendente capacidad de adaptación al medio, por muy hostil que éste resulte, y que de toda experiencia, incluso de las peores, se aprende algo; aunque ese algo sea el sinsentido de matarse entre personas que ni siquiera se conocen y a los que no les enfrentan intereses personales.
Seguro que a los supervivientes de un atentado, de un incendio, o un terremoto, también les queda huella, pero no creo que sea positiva en absoluto.
Un abrazo, Guile
No digo que las guerras enriquezcan, me refiero a que la gente que las ha padecido en primera persona, suele valorar la vida de otra manera que los que no nos la hemos jugado de manera tan absurda e injusta.
Un saludo.
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