Hay épocas en la vida en las que las cosas no salen, uno intenta organizar planes de futuro interesantes y emocionantes, y no salen, no hay manera de que esos planes se hagan realidad como uno quiere. Te intentas convencer de que hay que seguir intentándolo, que el "no" ya lo tienes, y que es mejor intentarlo que quedarse parado, pero lo que al final apetece es no hacer nada, quedarse mirando pasar la vida, con madera de colleja, con la ilusión interior de que algún día tu suerte cambie, y la vida te sonría, lo cierto es que si uno no hace porque la vida le sonría, ésta nunca lo hace, supongo.
Esta entrada es reflexión de mis observaciones de este último tiempo sobre esas cosas objeto de mi curiosidad, pero como ya comenté hace no mucho, que bonito era vivir la vida con esa sana insensatez e inconsciencia de la adolescencia, que tiempos aquellos en que todo salía porque tenía que salir y cuando no, sólo era el preludio de algo mejor. ¿Volverán las oscuras golondrinas?.
Así, como en el poema de Bécquer, amaba yo la vida que entonces vivía, lo que me gustaría es ser capaz de adaptar aquella forma de vivir la vida, a la vida que me veo obligado a vivir hoy, algo imposible, no me cabe la menor duda, pero no logro convencerme.
¿Me preguntas por qué compro arroz y flores? Compro arroz para vivir y flores para tener algo por lo que vivir.
¡Ojalá vivas todos los días de tu vida!
Jonathan Swift (1667-1745) Político y escritor irlandés
¿Por qué contentarnos con vivir a rastras cuando sentimos el anhelo de volar?
Hay que vivir como se piensa, si no se acaba por pensar como se ha vivido.
Vive sólo para ti si pudieres, pues sólo para ti si mueres, mueres.
El arte de vivir mucho es resignarse a vivir poco a poco.
El hombre no vive de otra cosa que de religión o de ilusiones.
Añorar el pasado es correr tras el viento.
Deberíamos usar el pasado como trampolín y no como sofá.