A mi amigo Micropene

En respuesta a su último comentario va esta entrada del blog.


Para quienes no lo sepan, de esos miles de personas que me leen, Micropene es un blogger de 1ª división con un peazo de blog, que fue el que me motivó a escribir el mío cuando soplan vientos de reflexión. Su blog está en mi breve lista de blogs amigos, y os recomiendo su lectura por cualquier parte de sus más de 5 años de singladura. Cuenta con otros colaboradores como Cripema o Gilito, que además, creo que hace también las labores de webmaster del universo.


Después de este momento de consejo publi-bloggero, lo que si puedo decir es que Micro, además de mi mentor virtual bloggero, es mi mejor amigo bloggero-virtual, es decir, los dos nos seguimos en lo posible en nuestros discursos monólogos sobre nuestra vida y milagritos.


Y dicho ésto, paso a responder, que conste que me cuesta escribir con el brazo malo y su pronosupinación forzada.
En primer lugar, es cierto, no hemos cambiado de década, pero creéme, yo lo necesito y la cambio ya, a crédito.


Por otro lado, y aquí empieza la miga de la entrada, si; ya no soy el mismo, es imposible serlo cuando pasas de una vida entre algodones de mucha suerte, sin grandes desgracias propias y sumida en el egoísmo de los que no saben lo que cuestan, duelen, hieren y joden las cosas, a otra en la que tienes que tener fe para salir de la mierda y, esta vez, salir es una mezcla de esfuerzo, fuerza, cojones y fe, y yo, que soy ateo practicante, no tengo fe, no tengo fe en lo que no huele, no sabe, no pesa, no veo y no siento, así que es más difícil, porque sólo puedo tener fe en mí y apoyarme en los que me han demostrado su esfuerzo, su cariño y sobre todo su comprensión, ellos son mi fe y ellos saben quienes son.


No, ya no soy el mismo, pero el mundo que me encuentro si lo es, ese mundo egoísta, lleno de gente que no ha sufrido y no sabe lo que es realmente sufrir por algo que se escapa a su control, que creen que la vida es algo fijo para ellos, que la suerte siempre les acompañará y que ellos no se merecen ni les pasará nunca nada malo. el mundo es el mismo, pero ahora ya no lo veo igual, todo sigue igual, pero ya no es igual.


Amigos, yo antes era ciego y ahora veo, veo lo que sólo los que han estado cerca de la muerte pueden ver: lo hermosa que es la vida que les rodea.


2 comentarios:

Micropene dijo...

Me has dejado sin palabras. Bueno, sí, dos: muchas gracias.

Respecto a tu aclaración, me tranquiliza que saa esa tu nueva óptica, aunque forzada por circunstancias tan lamentables, Mientras mantengas la fe en ti mismo y en los tuyos (que sí oléis, sabéis y pesáis) habrá esperana. Para un ateo practicante el infierno puede ser una pronosupinación forzada, no necesita decorarlo con llamas ni tridentes.

Lo de no tener la vida por algo fijo, sino como un disfraz alquilado que tarde o temprano hay que devolver, es algo que conviene no perder de vista nunca. Este pasado día de Navidad nos dejó de manera fulminante un amigo muy querido; y a pesar de todo el dolor, nos quedó la lección de su ejemplo: hasta su última hora fue una persona que le extrajo a la vida todo el jugo.

Un abrazo camarada
(Joder, menos mal que me había quedado sin palabras porque si no...)

Guile dijo...

Otro pa ti.

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