Es cuestión de prioridades.

Una vez más me he dado cuenta de que las preocupaciones son una cuestión de prioridades, por mucho que intentemos relativizar, las prioridades marcan lo que nos preocupa en mayor o menor grado. No sirve de nada haberlo pasado muy mal para relativizar, al final, lo que vale es el momento y el día a día, es un error muy común pensar que una vez que nos ha pasado algo más "jodido" en la escala de valores, nunca más volveremos a darle importancia a las cosas triviales.

Me encantaría ser capaz de relativizar y ver los problemas en su justa medida, pero, ¿cual es su justa medida?. Depende, del momento y de como se vivan. Muchas veces nos agobiamos con cosas muy simples y las vivimos como si fuesen auténticos sudokus de la vida. Los pies, nos los pone en el suelo, antes o después, la propia vida.

Si no tenemos amor, que vida más triste, pero si no tenemos dinero, no tendremos con que rellenar los momentos sin amor, por otro lado, si no tenemos salud, ni la falta de dinero, ni la falta de amor, nos parecerán problemas a considerar.

Me encuentro en unas circunstancias personales que me hacen volver a relativizar sobre el tema, lo que la semana pasada eran problemas gordos, hoy me parecen cositas sin importancia. Se con seguridad que aunque hoy me prometo no olvidarme de mi actual situación, cuando mejore me habré olvidado y lo que hoy son molinos, mañana serán gigantes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo creo que lo importante es que aunque, en un momento dado nuestros problemas nos parezcan gigantes, seamos capaces de coger aire un instante y pensar que quizá sean solo molinos...

Anónimo dijo...

...y se nos va la vida en preocupaciones... y si no lo creeis, pensadlo....

metas, preocupaciones, aspiraciones...siempre vamos por delante de todo... así nos pasa, que todos los días perdemos un día.

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