El problema de las buenas intenciones faltas de cariño y el colesterol.

Todos los seres humanos que yo conozco, que no viven su vida como vegetales, viven esperando momentos especiales, acontecimientos que les hagan felices, que les hagan tocar el cielo. Esos momentos, normalmente únicamente son proporcionables por otras personas y uno mismo, esos momentos van desde una agradable conversación, al placer de disfrutar de una comida preparada por quién sabe lo que nos gusta, pasando por recibir un regalo cuyo valor, más que material, sea un valor emocional grande para quién lo recibe. Nadie, puede hacer feliz a otra persona si no es feliz haciéndola feliz. Por ejemplo: es imposible regalar algo a alguien, si no se disfruta regalando. Es imposible hacerle sentir bien a alguien, si uno no se siente bien haciéndolo.

Todo esto viene porque en esa madurez que es el amohinamiento, veo que la gente que madura, se hace dura y convierte sus buenas intenciones en pruebas de afecto faltas de cariño.
Recuerdo cuando tenía algunos años menos, como la intensidad de los momentos era mucho mayor, la realidad es que la persona que soy, de puertas para fuera, se ha amohinado, pero en el interior sigue latiendo el mismo corazón, que se emociona con las mismas cosas de igual manera, pero que se reprime por el colesterol de la apatía forzada, para no desentonar con los tiempos grises que vivimos. Las arterias de mi ilusión, se taponan y se obstruyen a la espera de algún remedio a modo de medicina para el alma. También es cierto, que esa sensación puede desaparecer con el ejercicio y una dieta emocional saludable, pero eso cuesta más, requiere de un esfuerzo que muchas veces requiere de algún empujón.
Por otro lado, vivir en un mundo gris carente de ilusiones, hace la vida más llevadera, ya que de no haber ilusión, no hay frustración, pero a mi no me gusta vivir en un mundo gris, prefiero vivir la vida en montaña rusa.

Nuestras ilusiones no tienen límites; probamos mil veces la amargura del cáliz y, sin embargo, volvemos a arrimar nuestros labios a su borde.

René de Chateaubriand (1768-1848) Diplomático y escritor francés.

El hombre tiene ilusiones como el pájaro alas. Eso es lo que lo sostiene.
Blaise Pascal (1623-1662) Científico, filósofo y escritor francés.

Prefiero pasar por necio o estúpido, con tal de que mis faltas me den placeres o ilusiones, que ser sabio a rabiar.
Quinto Horacio Flaco (65 AC-8 AC) Poeta latino.

¿La ilusión? Eso cuesta caro. A mí me costó vivir más de lo debido.
Juan Rulfo (1917-1986) Novelista y cuentista mexicano.

Son mis ilusiones infantiles las que todavía me hacen decir si percibo una fisura en la coraza de un hombre: no todo está perdido, hace falta poco para hacer palpitar a ese corazón detenido.
Elías Canetti (1905-1994) Autor búlgaro en lengua alemana.

El hombre poco claro no puede hacerse ilusiones: o se engaña a sí mismo, o trata de engañar a otros.
Stendhal (1783-1842) Escritor francés.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que vivir con la sensación de que algo especial tiene que ocurrirte a veces.. no se puede evitar...algo así.

Genial post!

Besos!.

Anónimo dijo...

Me gusto su pensamiento, aunque creo que debemos pensar positivo siempre no importa la situacion.

saludos!

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