La incomunicación.

Hay veces que me cuesta muchísimo comunicarme con la gente, pero no porque no me salgan las palabras, no porque no sepa expresarme, me cuesta porque las personas con las que intento comunicarme se ponen en una actitud receptiva sesgada, es decir, me escuchan entendiendo lo que quieren entender y sacando conclusiones sesgadas, incompletas e incorrectas de mi discurso, además se empeñan en demostrarme en la conversación que yo dije esto o aquello, cuando yo no lo dije, ellos/as creyeron que eso es lo que yo decía.


Por otro lado, otras veces, o en esas mismas ocasiones, una conversación con la otra persona se transforma en un "partido de tenis", nos pasamos la pelota con el afán de demostrar al otro, quién mediante la dialéctica/retórica, es capaz de propinar un mejor revés, mate o globo al contrario sin hacer "out". Este tipo de conversaciones sólo llevan a un punto, una situación bloqueada sin salida aparente en la que el cabreo de ambas partes irá en aumento hasta transformar la conversación en un pelea de corzos, a ver quién tiene la testud más dura.

Creo que vivimos de tal forma que la gente no nos esforzamos nada en comprender a los demás, sólo en que los demás nos comprendan a nosotros, una actitud egoísta que hace muy difícil conversar de algo más que no sean trivialidades y, no digamos, cuando pretendemos conversar de temas que afecten a los sentimientos de uno. Transmitirle a los demás lo que uno siente es algo prácticamente digno de personas soñadoras y altruistas, de bohemios de la vida que se golpean una y mil veces contra la misma piedra.

Perdonen el ladrillo, pero situación personal obliga.

Que difícil es, aveces, hacerse entender...

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno. Se como te sentías al escribir esta entrada. Me pasa lo mismo en muchas ocasiones (especialmente con una persona), y más aun desde que me ha dado por leer y formarme una opinión propia huyendo de la que nos quieren prefabricar.

Un saludo

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